domingo, 21 de diciembre de 2008

El beso

El besoCállate,
nada digas.
No quiero que disipeseste blando misterio...
Deja que en el hondorde los minutos,
se asfixien las palabrasy arda sólo el deseo.
Bésame así, despacio.
Qué profundos tus ojos,dos silenciostocados con un velo de cariciatiñendo la blancura de mi carnecon el oro rosado del incendio.
¡Qué flexible tu boca!
Tiene a vecespalpitación de ruego,
o es tan cálida y suave,
como una fruta bajo el sol madurao como el pálido rubor de un seno.
Bésame así.....despacio.
Que tu lengua como una llama vivaalimente mis sueños,
y después en mi lánguido abandono,
sea una brisa limpiabrillando en los jazmines de mi lecho.
¿Y dices que es un tósigo en mis nochesde soledad ansiosa tu recuerdo?
Pero no, que el veneno me lo disteentre los opios tibios de tu aliento.Así...despacio.
Que mi cuerpo todopara tus labios seatibio estremecimiento,
y que tu vidabaje hasta mi vidabajo la muda encarnaciónde un beso.
Laura Victoria

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