En el santuario de la Santa Faz de Alicante en la Comunidad Valenciana (España) se encuentra en un relicario la imagen plasmada en un lienzo, de La Faz de Cristo, cuya fama milagrosa se conoce desde el año 1.489.
El lienzo fue entregado en Roma, al padre Mena, por un Cardenal, con el fin de agradecerle el acogimiento recibido por dicho fraile en una visita que éste realizó a la ciudad de Alicante.
El lienzo de fino algodón contenía la pintura del rostro de Cristo.
El padre Mena al regresar a su parroquia, lo depositó en el fondo de un cofre junto a otros objetos ornamentales y curiosamente cada vez que se abría el cofre, aparecía por encima de todos los objetos el lienzo con la imagen del Cristo.
A raíz de este prodigio y aprovechando una época de gran sequía se decidió sacar de la Iglesia en procesión dicha imagen para hacer rogativas con el fin de pedir lluvia para los campos.
Se llevó a cabo el acto procesional y se decidió trasladar la reliquia desde San Juan (Alicante) hasta la ermita de los Ángeles.
Durante el traslado procesional de la Santa Faz, el 17 de marzo de dicho año, al llegar a un tramo conocido como el barranco de la Lloxa, el fraile que portaba en sus manos el lienzo cayó repentinamente de rodillas debido al excesivo peso de la reliquia y se pudo observar que del ojo derecho de la cara del Cristo brotaba una lágrima ante el asombro de todos los asistentes a dicho acto.
El viernes siguiente, después del sermón que pronunció uno de los frailes que asistían y dar la bendición con dicha reliquia, se produjo nuevamente otro asombroso milagro, pues aparecieron tres réplicas idénticas de La Santa Faz en el cielo y seguidamente se puso a llover dando fin a la sequía que padecían en la zona.
El siguiente viernes apareció un Cruz también en el cielo rodeada con los colores del arco iris y se pidió de la divinidad, a través de Fray Benito, quién presidía aquellos actos, que se levantara una Iglesia en el mismo lugar en donde brotó la lágrima y que esta fuese regentada por las monjas hijas de Santa Clara para que fuesen ellas quienes se encargasen de la custodia del lienzo.
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