La creencia en hadas y otros seres mágicos hunde sus raíces en la noche de los tiempos y el recuerdo de ésta creencia persiste en lo mas profundo de psique humana.
En toda Europa, el pueblo, y en especial las comunidades rurales, ha conservado una gran riqueza de tradiciones relativas a estos seres que adoptan una gran variedad de formas y que pueden ser buenos o malos, perjudiciales o benéficos, pero a los que en cualquier caso hay que tratarlos con gran prudencia, pues ofenderlos puede ser muy peligroso.
Para protegerse de ellos o para ganarse su favor, hay muchos amuletos, gestos, rituales, etc., en los que el pueblo confiaba ciegamente.
Y es que la relación entre hadas y humanos es muy compleja a menudo, de mutua dependencia y regidas por unos parametros fuera de lo cotidiano, ya que el mundo de las hadas tiene sus propias leyes, muy distintas de las nuestras.
Algunas de éstas creencias son tan antiguas como la vida misma: existen crónicas medievales de principios de lsiglo XII en las que aparecen cuentos que son ejemplo de ellas, y en algunos lugares de las Islas Británicas, el folclore relativo a las hadas es de una riqueza impresionante y hasta cierto punto sigue aún viva.
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